El gobierno de Barbados está tomando medidas para mejorar la salud de la población controlando el consumo de azúcar con un impuesto del 20 % sobre bebidas azucaradas como refrescos, leche saborizada, bebidas energéticas y muchas más. El impuesto entrará en vigor el 1 de abril de 2022. Su objetivo es hacer frente a las crecientes tasas de obesidad y enfermedades crónicas relacionadas, como la diabetes, las enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer. Estas enfermedades no transmisibles (ENT) a menudo se pueden prevenir o retrasar, sin embargo, causan más del 80% de las muertes en la región de las Américas, y 2,2 millones de esas muertes ocurren prematuramente, entre los 30 y los 70 años.

Políticas fiscales como la tributación a las bebidas azucaradas de al menos un 20% son una de las muchas acciones que impulsa la Organización Panamericana de la Salud (OPS)/Organización Mundial de la Salud (OMS) para la prevención y control de la obesidad y las enfermedades crónicas. Evidencia sólida ha demostrado que los impuestos a las bebidas azucaradas dan como resultado cambios positivos en los comportamientos de las y los consumidores al mismo tiempo que generan fondos públicos, sin un impacto económico negativo a largo plazo.

Barbados había implementado un impuesto del 10% en 2015, lo que contribuyó a una reducción del 4% en el consumo de bebidas azucaradas y un aumento del 7,5% en el consumo de agua. En ese momento, Barbados era uno de los 10 países a nivel mundial en implementar dicho impuesto (Barbados, Chile, Finlandia, Francia, Polinesia Francesa, Hungría, Mauricio, México, Samoa y Tonga). Desde entonces, muchos países han hecho lo mismo: a partir de marzo de 2022, 73 países habían implementado impuestos a las bebidas azucaradas, incluidos 21 países de América y siete estados de EE. UU. Otros países han anunciado compromisos para gravar las bebidas azucaradas en 2022.

Los impuestos a las bebidas azucaradas es una de las áreas de política prioritarias para las organizaciones de la sociedad civil que trabajan por poblaciones más saludables, como la Coalición Caribe Saludable (HCC) y la Fundación Heart & Stroke of Barbados, quienes incidieron por el aumento del impuesto a las bebidas azucaradas. El impuesto es una parte importante de una agenda más amplia para luchar contra las dietas poco saludables a través de políticas alimentarias saludables, que incluyen la tributación de productos no saludables; subsidios para frutas y verduras frescas; la introducción de etiquetas de advertencia obligatorias frontales en los alimentos preenvasados ​​que contengan altos niveles de azúcar, sal o grasa; y regular la venta y mercadeo de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados ​​en y cerca de entornos escolares.
 
Los impuestos sobre alimentos y bebidas poco saludables también pueden generar importantes fondos para los gobiernos. Por ejemplo, el impuesto del 75% de las Bermudas sobre refrescos azucarados, dulces, azúcar pura y productos de cacao recaudó $5,402,000 en los primeros 14 meses desde su implementación, ganancias que se ha utilizado para financiar iniciativas de salud y bienestar. Quienes formulan las políticas de la región han notado la abrumadora evidencia tanto para la salud como para la economía, ya que tanto Antigua y Barbuda como Saint Kitts y Nevis han anunciado compromisos para gravar a las bebidas azucaradas en 2022.
 

Las medidas de promoción de la salud como el impuesto a las bebidas azucaradas son de particular importancia para las naciones insulares del Caribe y del Pacífico, que han alcanzado altas tasas de sobrepeso y obesidad. Las tasas de obesidad en adultos han llegado al 36 % en todo el Caribe, y Barbados en particular tiene una tasa general de obesidad del 34 %.