Esto es particularmente visible en los movimientos liderados por jóvenes. En todo el mundo, 1.800 millones de personas menores de 15 años respiran aire tan contaminado que pone en peligro su salud y desarrollo. Según la OMS, más de 500.000 niñas y niños menores de 5 años murieron en 2016 por causas relacionadas con la contaminación del aire, y millones más padecen ENT, como enfermedades respiratorias, que afectan su desarrollo. Solo en Colombia, el Departamento Nacional de Planeación informa que cada 50 minutos muere una persona por enfermedades relacionadas con la contaminación del aire, que afectan de manera desproporcionada a niñas, niños, jóvenes y adolescentes; causando enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Por tanto, nuestras acciones como seres humanos no solo contribuyen al cambio climático, sino que también afectan directamente a nuestra salud.

Cada vez más ciudadanos de América Latina y Asia sienten y ven que la contaminación del aire en sus ciudades es un problema creciente. Casos como los de Nueva Delhi, Ciudad de México, Karachi y Medellín han puesto la discusión en la agenda pública global. Sin embargo, vemos cómo los gobiernos nacionales y locales de América Latina y Asia reaccionan tímidamente ante la creciente urgencia. Hacer visibles los vínculos que conectan la contaminación del aire con el cambio climático es una necesidad urgente. Debemos hacer que suceda, más que nunca, en debates mundiales como la Semana Mundial de Acción sobre las ENT. Cada día en que no actuamos sobre el cambio climático y la contaminación del aire, estamos perdiendo vidas en todo el mundo.

Cumplir los objetivos del Acuerdo de Paris podría salvar alredor de 1 millón de vidas por año en todo el mundo para 2050, simplemente reduciendo la contaminación del aire. Hacer que esto suceda es lo que me despierta todos los días. La verdad es que toda la sociedad tienen un papel fundamental en la aceleración de los avances en la salud y la acción climática, y las y los jóvenes están en la primera línea de este cambio.

Como joven activista, he liderado diferentes redes y organizaciones lideradas por jóvenes que trabajan contra la contaminación del aire. En mi experiencia, para involucrar y movilizar a las y los jóvenes es imperativo promover constantemente tres cosas: conversaciones públicas, redes multisectoriales y movilizaciones a través de símbolos.

Primero, las conversaciones públicas nos permiten involucrar a la juventud y a otros grupos regularmente excluidos en la conversación. Aún mejor, estos grupos pueden liderar las conversaciones y junto con otros actores redefinir el problema y las posibles soluciones.

En segundo lugar, las redes multisectoriales son un activo fundamental para el cambio. Necesitamos redes que promuevan la cooperación y el compromiso a largo plazo. Ni el gobierno ni la academia pueden resolver este problema por sí solos. Necesitamos organizaciones de base comunitaria, pacientes, padres, jóvenes, artistas y muchos más para participar en la toma de decisiones, ejecución y seguimiento de programas y políticas públicas.

En tercer lugar, las movilizaciones (en línea y presenciales) son el motor que enciende el cambio. Sostengo que necesitamos un tipo específico de movilización, una que involucre simbolismos/íconos conmovedores/ poderosos para ayudar a que la narrativa cambie. Los símbolos juegan un papel fundamental en la incidencia por el clima y la salud de las y los jóvenes. Por ejemplo, para incidir por la calidad del aire en Bogotá, creamos dos pulmones de algodón y los pusimos en la calle para que pudieran mostrar la contaminación a la que están expuestos nuestros pulmones debido a la combustión de combustibles fósiles. Otros ejemplos incluyeron poner un letrero gigante en un puente, sobre una vía de tráfico, con las palabras “Habrías llegado a casa más rápido en bicicleta” y un poster gigante que decía Bogosmog (Bogotá y smog juntos), “respirar este aire tiene efectos negativos para tu salud”.

Necesitamos cambiar la narrativa para agilizar la acción sobre las ENT y les aseguro que, como jóvenes, podemos hacerlo. Entonces, ¿por qué no empezar por abrir un diálogo en su escuela o universidad, invitar a la comunidad a debatir sobre el aumento del consumo de tabaco entre las y los jóvenes o crear un libro abierto con las historias de personas que viven con diabetes? Las opciones son ilimitadas, solo tenemos que decidirnos y hacerlo, y sentir el poder de ser parte del movimiento que actúa contra las ENT.


Sobre el Autor
Alejandro Daly es el Coordinador Nacional de El Derecho a Desobedecer, una plataforma social que tiene como objetivo empoderar a la sociedad civil en Colombia para incidir en las políticas públicas. También es miembro fundador de la Red Nacional Ciudadana por la Calidad del Aire en Colombia, que organiza debates y demostraciones reuniendo a diferentes actores para compartir sus inquietudes, conocimientos y propuestas para mejorar la calidad del aire. También es miembro de la Junta Asesora de la Semana Mundial de Acción sobre las ENT. Para estar al día con el trabajo de Alejandro, puedes seguirlo en Twitter @alejandro_daly.